JESUS MURCIEGO.
El nuevo plan presentado recientemente por un grupo de países de la eurozona, pretende introducir una tasa en las transacciones financieras, y amenaza con redirigir gran parte de las transacciones comerciales de plazas como Frankfurt hacia Londres, exacerbando así las divisiones dentro de la Unión Europea que aun esta luchando contra la crisis económica.
El pasado martes, 11 países acordaron seguir adelante con la introducción de esta tasa, que gravara el intercambio de acciones, bonos y derivados, pero cuya implantación se retrasara dos años hasta que hasta que su legislación se complete.
Comúnmente conocida como la “Tasa Tobin” por su inventor, James Tobin economista americano ganador del premio Nobel, quien la propuso en 1972 como una forma de reducir la volatilidad del mercado financiero. Y que se ha convertido en un símbolo político para hacer pagar a los bancos, fondos de cobertura y operadores del mercado de valores por sus excesos causantes de la crisis que azota el continente.
Este movimiento amenaza con agrandar las diferencias en Europa, donde ya hay países que no están de acuerdo en la manera de regular el sector financiero y cuyos políticos quieren aumentar el control sobre los bancos, causantes para ellos de la crisis financiera de 2007.
El Grupo de los 20 mayores países ya intento la introducción de dicha tasa a nivel mundial en 2008, pero se encontró con la firme oposición de Suiza, China y los Estados Unidos, ni siquiera hubo acuerdo entre los 27 miembros de la eurozona ni entre los 17 países que comparten el euro, en todas las organizaciones hay escépticos.
La introducción de dicha tasa se ha intentado desde mediados de los 80 del siglo pasado, aunque países como Suecia vienen alertando de la posibilidad de que ahuyente el intercambio para otras áreas. Gran Bretaña, que alberga la mayor plaza financiera de la región no la introducirá.
Alemania, Francia, Italia y España han apostado por ella decididamente e impondrán un recargo que variara desde el 0.1% en la compraventa de bonos y acciones al 0.01% en los derivados. Esta decisión a la que se han unido Austria, Bélgica, Eslovenia, Portugal, Grecia, Estonia y Eslovaquia es visto con escepticismo por muchos analistas, que creen que fomenta la división en el sector a nivel Europeo, en un momento en el que por otro lado se intenta unificar la supervisión bancaria en la eurozona.
Uno de los adalides de la tasa, el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schaeuble se ha granjeado las iras de muchas personalidades en Frankfurt, plaza rival de la citi de Londres. Dicha plaza continental es uno de los centros fundamentales de actividades financieras del continente, en la que se negocian mas del 16% de la deuda vendida a nivel continental en 2011 y mas de un 20% de la negociación bursátil.
Londres, cuyo distrito financiero alberga el mayor centro de intercambio de acciones y derivados de Europa ha dicho que no tomara parte en la introducción de dicha tasa.
“Esto puede suponer un duro revés para cualquier país introduzca la tasa, ya que las operaciones del mercado financiero se llevaran a cabo en lugares donde no este en vigor, como Londres” afirma Franz-Josef Leven, director del Instituto alemán de valores, un grupo de inversión de dicho país. El jefe de la asociación bancaria de Portugal, por otro lado ha expresado su preocupación.
Tal y como ha sido estipulado, según la propuesta de la Comisión Europea, la tasa se aplicara tan pronto como los partidos de cada país se ponga de acuerdo, para establecer a nivel nacional en países como Alemania o Francia la aplicación de dicha tasa. Bruselas estima que si la tasa se consigue aplicar a nivel Europeo sobre bonos acciones y derivados, puede recaudar la 57 mil millones de euros cada años, a lo que los banqueros replican que la cantidad será mucho menor porque los bancos desviaran sus actividades para evitar el recargo siempre que les sea posible, llevándose también los puestos de trabajo en el sector a otros países.
La aplicación de esta polémica tasa es una fuente mas de discordia entre los diferentes países de Europa y va camino de aumentar las ya grandes diferencias entre ellos, en un momento en el que la Unión Europea atraviesa uno de sus peores momentos económicos y de credibilidad de sus instituciones, acusadas de estar llenas de cargos no electos que se permiten tomar decisiones en nombre de Europa y dar lecciones en cumbres internacionales el presidente de la Comisión Europea José Manuel Durao Barrroso.