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Pals, Pedro: “Mudanza en el PP: Rato, Montoro y Costa se unen “al club de los separados” del Gobierno Aznar”.
Interviú, 16-9-2002:
“La erótica del poder está causando estragos entre los gobernantes del PP, especialmente en el área económica. El vicepresidente Rodrigo Rato, el ministro Cristóbal Montoro y el secretario de Estado Juan Costa se han separado de sus esposas. Se unen de esta forma al ‘club de los separados’, que tan pocas simpatías despierta en el matrimonio Aznar-Botella. “Jose, haz los cambios que consideres oportunos, porque ahora mismo tengo la cabeza en otra cosa”. En fuentes cercanas a La Moncloa aseguran que ésta fue más o menos la respuesta de Rodrigo Rato a José María Aznar, cuando el presidente le informó a principios de julio sobre los planes que tenía para la remodelación del Gobierno. El contenido exacto de la conversación sólo lo conocen los dos políticos, pero resulta significativo que la versión que circula en algunos sectores del Partido Popular ponga el énfasis en la compleja situación personal de Rodrigo Rato. ¿Y dónde tenía entonces la cabeza el vicepresidente? Pues en su separación matrimonial, un asunto de cuya trascendencia política casi nadie duda en el PP, ya que podría afectar a las posibilidades de Rato en la carrera por la sucesión.
Es de sobra conocido el poco entusiasmo que despiertan en la familia Aznar-Botella las noticias sobre rupturas matrimoniales. Y la verdad es que, últimamente, la erótica o las tensiones del poder están causando estragos entre los gobernantes del PP, especialmente en el área económica del Gobierno, que tantos éxitos de gestión ha acumulado en estos años. Además de Rato, también se han separado de sus esposas el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el secretario de Estado de Comercio, Juan Costa. Los comentarios sobre la crisis familiar de Rato y la nueva relación sentimental que el vicepresidente habría iniciado con una mujer 23 años más joven que él circulaban desbocados, desde hace meses, por los mentideros de Madrid. En un principio, Rato intentó atajar dichos rumores mediante apariciones en público con su esposa, María Ángeles Alarco Canosa. En un viaje oficial a China y Japón, en noviembre del año pasado, la expedición de empresarios y periodistas pudo comprobar cómo el vicepresidente dedicaba a su mujer buena parte del tiempo libre. Y pocas semanas después, el 6 de diciembre, Rato decidió no asistir a la recepción oficial del Día de la Constitución y dedicar la jornada a jugar al golf con su esposa en Jerez de la Frontera, según publicó la prensa tras una oportuna filtración. Las apariciones conjuntas del matrimonio dieron cierta credibilidad a la teoría de la reconciliación, hasta que la periodista Carmen Rigalt zanjó las dudas con el siguiente comentario, publicado en El Mundo el pasado 18 de julio: “Rodrigo Rato se ha mudado con su cepillo de dientes al barrio de Salamanca. Todo hace sospechar que Rato anda taquicárdico y amoroso. El divorcio, si se produce, puede ser en su caso una situación transitoria para recaer en la inestabilidad. O sea, en un nuevo matrimonio”.
La confirmación oficiosa de la ruptura del matrimonio de Rato se produjo, curiosamente, en la boda de la hija de Aznar. El vicepresidente llegó al monasterio de El Escorial junto al ministro Montoro, mientras que María Ángeles Alarco entró en compañía del matrimonio Mayor Oreja. A preguntas de Interviú, Rato se limitó a contestar que ha llegado con su mujer a “un acuerdo amistoso de separación que aún no se ha plasmado en términos legales”, y destacó que la única preocupación, tanto de él como de su esposa, es el bienestar de sus hijos. La principal duda que queda por despejar es cómo afectarán estos hechos a Rato en la carrera por la sucesión de Aznar. Tanto en el PP como en el PSOE coinciden en que la ruptura matrimonial no es algo que juegue precisamente a favor del vicepresidente, sobre todo a ojos de Ana Botella. No obstante, los socialistas siguen considerando a Rato como el principal candidato para suceder a Aznar: “La separación es un hándicap que le complica las cosas, pero los principales empresarios continúan apoyando a Rato”, mantiene un destacado diputado del PSOE.
La llegada conjunta de Rato y Montoro a la boda de la hija de Aznar sirvió también para confirmar la separación del ministro de Hacienda. Montoro estaba casado con Josefina Duro Franco, funcionaria del Estado que en septiembre de 1997 fue nombrada subdirectora general de Gestión Económica y Financiera del Ministerio de Justicia. El ascenso a ministro de Hacienda, que se produjo en abril de 2000, le ha traido a Montoro bastantes quebraderos de cabeza personales y políticos. A los dos meses de tomar posesión de su nuevo cargo, Montoro sufrió una caída cuando montaba a caballo en un club hípico de Moralzarzal (Madrid). Por fortuna, el accidente sólo le provocó un fuerte dolor de espalda, pero sirvió para dejar al descubierto los gustos elitistas de un político que hasta entonces había transmitido una imagen de austeridad. Si el verano de 2000 estuvo marcado por la caída de la silla de montar, el estío de 2001 trajo para Montoro el escándalo de Gescartera, que por poco le cuesta el sillón ministerial. Y como los problemas nunca vienen solos, ni siquiera para los ministros, Montoro tuvo que hacer frente además a la demanda de separación planteada en el Juzgado de Primera Instancia número 23 de Madrid. La separación judicial se produjo de mutuo acuerdo y, el 23 de julio de 2001, Cristóbal Montoro y Josefina Duro firmaron ante notario la liquidación de su sociedad conyugal. Con independencia del reparto de otros bienes, el ministro se quedó con una vivienda de 217 metros cuadrados situada en la Sierra madrileña, y su esposa, con un piso en Madrid. Fuentes del PP indicaron a esta revista que Montoro ha decidido que le habiliten una vivienda en el Ministerio de Hacienda, en la calle de Alcalá. De esta forma, no estaría obligado a realizar todos los días un desplazamiento de más de 100 kilómetros por carretera, entre ida y vuelta de casa al trabajo. Un portavoz oficial de Hacienda admitió que efectivamente se están realizando obras en el ministerio, pero aclaró “que afectan a varias plantas y no sólo a la vivienda, que además ya existía con anterioridad”. Además, dicho portavoz aclaró que Montoro “no tiene intención de residir en la vivienda del ministerio”, ya que piensa seguir viviendo solo en su casa de la sierra madrileña.
El tercer separado ilustre del área económica del Gobierno es el secretario de Estado de Comercio, Juan Costa, una persona que ha crecido en la Administración a la sombra de Rato, en cuyo ministerio desempeñó el puesto de secretario de Estado de Hacienda. Costa, quien contrajo matrimonio por lo civil nada más alcanzar la mayoría de edad, se divorció de Ana Valverde hace dos años. Al regresar a Castellón, su mujer encontró empleo en la fundación de una entidad bancaria controlada por el todopoderoso PP que dirige en aquella provincia Carlos Fabra. En Castellón son conocidas las intensas relaciones mantenidas por Costa con la familia Fabra.
Rato, Montoro y Costa se han unido al club de separados ilustres del Gobierno del PP, que fundó el ministro Álvarez Cascos. Está claro que, en asuntos del corazón, también se está produciendo una renovación en la derecha española. La primera ruptura matrimonial de dirigentes del Partido Popular que causó enorme sorpresa fue la de Francisco Álvarez Cascos, quien entonces era secretario general del partido. Algún director de periódico ha narrado cómo Cascos se pasó por su despacho para comunicarle su separación y pedirle prudencia informativa. El dirigente del PP sabía que, utilizada en su contra, la información podía ser muy dañina, dada las escasas simpatías con las que se reciben estas noticias en la familia Aznar-Botella. Tras su separación en 1993, Cascos contrajo de nuevo matrimonio con Gema Ruiz en octubre de 1996, pocos meses después de que el PP ganase las primeras elecciones.
La separación del ex presidente de Telefónica Juan Villalonga fue uno de los motivos de la ruptura de su amistad con el presidente Aznar, de quien había sido compañero de pupitre. La ex esposa de Villalonga, Concha Tallada, es amiga íntima de Ana Botella. Otra separación sonada, que terminó en los tribunales, fue la del secretario de Estado de Cooperación Internacional, Miguel Ángel Cortés. En la época socialista, el gran acontecimiento matrimonial fue el enlace entre el ex ministro de Economía Miguel Boyer e Isabel Preysler.
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