El periodista Ramón Tijeras posee una experiencia muy directa y personal sobre como funciona la censura en España. Para algunos, la guillotina para la imprenta acabó en la época de Larra, para otros siguió sólo hasta el régimen de Franco, pero este testimonio revela que la Monarquía partitocrática ha perpetuado una costumbre ancestral entre nuestros poderosos: impedir la difusión de la información y las ideas aprovechando sus resortes económicos y de poder. En esta parte de la entrevista con “Mini-Leaks.com” se desvelan los mecanismos que impidieron la completa y correcta difusión del libro “Los Rato, 1795 – 2002″.

“La editorial recibió muchas presiones para que el libro no saliera o para que se publicase con sordina. Los contactos de Rodrigo Rato con César Alierta, por ejemplo, fueron diversos y estaban orientados a limitar la distribución del libro a través de la empresa Logista, filial de Telefónica y utilizada por Plaza & Janés y otras muchas editoriales para llevar sus libros a las librerías. La editorial también recibió llamadas de Random House Mondadori, matriz de la editorial, para comunicar la preocupación de Rato por la publicación del libro. Como consecuencia de todos estos movimientos, El Corte Inglés, por ejemplo, realizó un pedido limitado y retiró el libro de sus tiendas al poco de publicarse. Después, la cúpula de la editorial fue despedida. El libro prácticamente desapareció de las librerías en pocas semanas”, señala Tijeras.

 

 

“Cuando me dediqué a promocionar el libro en 2003 visité las instalaciones de Radio Intereconomía, donde me entrevistaron sobre Rato y su familia. La entrevista se estaba desarrollando con normalidad en un programa de actualidad de la mañana hasta que se recibió una llamada, en la pecera del estudio se organizó un revuelo y la entrevista terminó de forma abrupta. Es comprensible, porque varios de los postes que usaba Intereconomía para su difusión pertenecían a la cadena de emisoras Rato. Con Libertad Digital no sé qué contactos pueden tener. No he vuelto sobre el tema”, señala el autor.

 

 

No sólo Ramón Tijeras ha sido víctima de la censura, pues las informaciones comprometidas muy pocas veces salen a la luz en España: “No sólo han sido silenciadas las mías. Las de otros compañeros, también. Ya no existen equipos de investigación dedicados a rastrear las relaciones entre política y empresas o grupos bancarios. En general, los grandes grupos de comunicación son presa de los intereses de sus propietarios, que necesitan mantener buenas relaciones con el poder para sacar adelante sus negocios en forma de licencias u otras prebendas. Prisa, por ejemplo, es un grupo que dependía de las decisiones del Gobierno para financiar sus ventas de libros de textos y la construcción de hospitales con créditos FAD en América Latina o países como Vietnam. Su gestión no podía ser independiente de los sucesivos gobiernos. Hoy ha experimentado un cambio muy significativo en la propiedad, manteniendo a Cebrián como cara conocida en España pero con un fondo de inversiones norteamericano como Liberty detrás que condiciona su nueva línea editorial. Prisa y empresas como Radiotrónica, donde estaban los Rato, también tenían negocios comunes que empezaron a conocerse a propósito del caso Gescartera, cuya investigación se interrumpió precipitadamente en el Congreso. Unidad Editorial, editora de El Mundo, por su parte, está controlada por empresas de Berlusconi. Cuando Pedro Jota estaba negociando su contrato con los italianos no dudó en darle caña al empresario, pero cuando firmó su renovación, interrumpió también de forma brusca todo lo que estábamos publicando sobre sus negocios en España. Todos los grandes grupos, tienen sus intereses y controlan muy bien todo lo que se publica y afecta a sus intereses financieros, que hoy están, por cierto, muy amenazados”.

 

 

¿Por qué era tan peligrosa esta biografía? Responde su autor: “El libro se proyectó un año y medio antes de las elecciones generales de 2004. Entonces estaba en el ambiente la idea de que Rodrigo Rato podría ser el sucesor de Aznar. El género biográfico funcionaba bien y el libro parecía pertinente. Pasado el tiempo, el propio Rato se postuló como candidato a sucesor en el programa radiofónico Hoy por Hoy que entonces dirigía Iñaki Gabilondo. Tras este anuncio de intenciones, la salida del libro se adelantó dos semanas. Anteriormente había publicado algunas notas sueltas en otros libros sobre la figura de Rato con alguna mención a su padre y su relación con Nicolás Franco, hermano del Caudillo, que sugerían la existencia de una historia oculta que podía revelar cómo han funcionado este tipo de sagas desde la España del XIX hasta hoy, en la que se repiten los mismos apellidos alrededor de las grandes familias bancarias y de la industria española. Finalmente, encontramos datos que explican parte de lo que ha ocurrido en los últimos meses, con personajes encumbrados artificialmente como Rato, cuya realidad esconde una historia de fracasos empresariales continuados que sin embargo se han premiado con cargos y prebendas que han llevado a la ruina a muchas personas”.

 

 

En el caso de que Rodrigo Rato entrara en la cárcel por el caso Bankia, formaría parte de la tradición familiar, que comienza por su padre: “Ramón Rato fue un joven emprendedor que se entusiasmó con el ambiente de la Alemania nazi. Un ambiente que trató de imitar en España tras realizar un viaje iniciático a la Alemania de Hitler y Goebbels, cuyos logros describió en libros de juventud muy reveladores. De hecho, participó en el arranque de Radio Nacional de España en Salamanca y montó la Rueda de Emisoras Rato después de conocer el funcionamiento de la propaganda nazi a través de la radio en Alemania. Sus vínculos con el franquismo le permitieron crecer hasta que presionó al hermano de Franco para que le devolviera un crédito que le había concedido anteriormente. Sin duda, calculó mal y tanto él como su hijo Ramón acabaron en la cárcel al quebrar dos bancos y tras ser acusados de sacar dinero del país sin permiso del Banco de España para montar otros dos bancos en Ginebra y Amberes. Respecto a Rodrigo, hay que resaltar el entorno que conoció de joven en su casa, cuando su padre se reunía con el padre del Rey y su entorno, junto a Manuel Fraga, a quien ayudó económicamente a fundar Alianza Popular, hoy convertida en el Partido Popular que gobierna. Su perfil político lo hereda tal vez de otro miembro de la saga, Ramón Rato y Rodríguez San Pedro, que llegó a ser alcalde de Madrid. La historia de todos ellos está relacionada con un activismo continuo en la trastienda de la política que ha convertido a la familia en parte de las élites que gobiernan el país y que no se han bajado del burro desde hace 200 años, a base de mantener contactos y lazos familiares. Recordemos que la rama Figaredo de la familia es una de las que a lo largo de dos siglos han estado presentes en los consejos de administración de la industria asturiana”.

Lea la entrevista completa aquí.

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