Julian Assange, fundador de Wikileaks, consiguió al menos refugiarse en la embajada de Ecuador pero Hervé Falciani, el informático que desveló las cuentas corrientes en Suiza de 659 evasores fiscales españoles, sólo ha encontrado albergue en la prisión de Valdemoro (Madrid). Las 657 personas físicas y 2 jurídicas que a toda prisa tuvieron que regularizar a toda prisa 6000 millones de euros ingresados secretamente en sus 3000 cuentas corrientes debían de ser muy poderosos e influyentes para conseguir que el denunciante fuera a prisión y los denunciados siguieran en sus secretos e intocables altares.
Lo que fue “la mayor regularización de la historia del fisco” provocada por Falciani, según manifestó el entonces secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña, suscitó la apertura de Diligencias Previas 70/2011 por el Juzgado Central de Instrucción nº 4 a denuncia de la Fiscalía Anticorrupción. Sólo se supieron los nombres de Emilio Botín y de su hija Patricia, pero no el de Iñaki Urdangarñin, a pesar de que su secretaria confesó al juez que había realizado transferencias de dinero a través de un tercero a Luxemburgo y Suiza.
Falciani descubrió “que había diariamente cientos de operaciones sin rastro, transferencias entre cuentas anónimas inmediatamente borradas gracias al programa Hexagon, que permite desplazar en un solo clic fortunas entre Ginebra y Hong Kong sin dejar huella numérica”, según la denuncia que ha realizado Gaspar Llamazares (IU).
Ni el juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, ni el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ni la oposición de PSOE o UPyD, CiU, ERC o PNV han preguntado nada ni lo preguntarán. Tan sólo Gaspar Llamazares se ha atrevido a formular al Ejecutivo tres preguntas: “¿Piensa el Gobierno publicar el listado de defraudadores españoles que figuran en la lista Falciani?”. ¿Piensa el Gobierno aceptar la colaboración ofrecida por Falciani a la Justicia española para descubrir a nuevos defraudadores?, ¿Piensa el Gobierno solicitar la inclusión de Suiza en la lista negra de paraísos fiscales de la OCDE?”.