Thomas Paine (foto: FlickrforHam) Escucha la voz de la historia, unida a la experiencia del fracaso de la libertad, ¡Tan a mano del pueblo parecía estar! Si el tirano sólo tenía el poder que le daban los tiranizados, era sencillo imaginar abatirlo con la unión de la rebeldía de todos los que no podían alcanzar, sin rebelarse, otra condición que la de súbditos. Suprimir la dictadura y ser libres parecía la misma cosa. No sabíamos que el escollo, para franquear la liberación, no era exterior a nuestra propia acción. Estaba anidado dentro de ella. No tuvimos en cuenta que el escollo de la libertad está en la inerte pasión de la servidumbre voluntaria de los súbditos, y en la activa pasión de poder divisionista de los intereses materiales que desean gobernar las nueva situación desde una plaza de mando en el Estado. Por eso, el éxito o fracaso de la acción no lo decide la situación en la relación de fuerzas contrarias, sino el momento y la iniciativa. Si la acción es prematura, porque no ha visto nacer la causa general que da sentido a las causas particulares, el fracaso está garantizado.   Percibir el momento propicio a la acción triunfante de la libertad política no es una tarea fácil. A la inevitable intuición subjetiva hay que añadir un conocimiento objetivo de la naturaleza particular o general de las causas que movilizan, en momentos críticos, a sectores concretos de la población. El primer momento es el de las reivindicaciones sociales. Las precoces llamadas a la acción pública siempre vienen de minorías particulares, por la particularidad de las ideologías de clase o nacionalistas, que las hacen con mayor intensidad cuanto menor es su extensidad. Más indicativas son las movilizaciones sindicales determinadas por los efectos generalizados de una grave crisis económica.   La huelga general de diciembre del 89 pudo ser el momento de una acción colectiva de la libertad política. Pero los jefes de los sindicatos estatales, asustados del éxito, entregaron a Felipe González el manejo de la situación creada contra él. En el 2009 se producirán actos de protesta o contestación en ámbitos parciales de la sociedad civil, causados por los efectos de la crisis. La suma de los factores de movilización parcial de trabajadores, estudiantes, periodistas y otros sectores afectados por la crisis, generará una causa general para la conquista de la libertad política. Causa que necesitará ser definida y convocada. Será el momento del MCRC.

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